martes, 11 de agosto de 2015

MISS MONSE: La realidad captada en el arte

María Montserrat Clemente es una actriz que hace teatro en la UNDAV y, desde chiquita, realiza actividades afines a todo tipo de expresión ya que es lo que más le apasiona. En esta entrevista, nos cuenta sus comienzos, cómo compone su arte y específicamente analiza la obra de denuncia donde forma parte llamada “El caserón”.




Por Marina Fernández



Artista profesional, se dedica a la pintura, escultura, expresión corporal, radio, música (Piano y Canto), actuación (Comedia, Improvisación, Clown) y dirección. En el 2009 se recibió de Actriz de Cine, Teatro y TV y Directora de artes escénicas en el CIC (Centro de Investigación Cinematográfica). En una entrevista para este medio, María Montserrat Clemente nos cuenta su historia de vida.



¿Hace cuánto que hacés teatro?

Desde que tengo uso de razón, desde chiquita. Ya me gustaba en las reuniones familiares ser el centro de atención y, sobre todo, hacer reír, era la payasa de la familia. Profesionalmente, empecé con talleres, primero de niña, luego de adolescente y, cuando terminé el secundario, el cual tenía orientación en Arte, sabía que quería estudiar actuación. Por eso, al año siguiente, en 2007, empecé la carrera oficial en el CIC y me gradué, en 2009, como Actriz de Cine, Teatro y TV y Directora de Artes Escénicas. Antes de la carrera, durante y después, hasta la actualidad, siempre realicé actuaciones, no sólo sobre el escenario sino también en video, para Internet o TV y, en audio, para radio.

¿Por qué elegiste el teatro?

Yo no elegí el teatro. El teatro me eligió a mí ¡y creo que no se equivocó! Realmente, el teatro, para mí, es la representación más fiel de la vida misma donde podemos reír, llorar, enojarnos y amar, además de reflexionar acerca de las diferentes cosas lindas o feas, justas o injustas, que nos suceden día a día. También, el teatro nos brinda la posibilidad de ser lo que queramos, desde una inocente doncella hasta un asesino serial, y, en ese universo, no hay reglas, por lo tanto, nadie puede decirte qué hacer o qué no. Esa libertad, es única y no tiene precio.

¿Qué es para vos el teatro de denuncia o realista?

En mi opinión, el teatro de denuncia manifiesta públicamente las injusticias o desigualdades sociales que nos atraviesan día a día. Generalmente, la mayoría de las obras expresan la voz del pueblo, que, oprimido por ciertos intereses ajenos, debe callar o silenciar su pensamiento. De hecho, el año pasado, fui parte de “El Caserón”, una obra de denuncia, que estrenamos en la UNDAV bajo la dirección de Mabel Decoud.

¿Qué decidieron denunciar o criticar con la obra?

“El Caserón” muestra la división actual de la sociedad, en donde la planta de arriba representa a la clase adinerada y la planta de abajo, a la clase popular. También se hace hincapié en la discriminación entre ambas clases y cómo eso conlleva a una importante desigualdad. Incluso, se denuncia el trabajo esclavo ya que en un momento de la obra, aparece un “taller clandestino” en el que trabajan inmigrantes ilegales, siendo manejados por los de arriba.

¿En qué contexto está fundada?

En el contexto socio-político actual ya que en toda la obra hay referencias al gobierno de turno y a las políticas que implementa. Por ejemplo, en una escena, una de las personas que vive en la planta alta, se refiere despectivamente a otra de la planta baja cuando menciona que cobra un plan social o que va a estudiar en una universidad pública. Claramente, pone en escena a las dos campanas que suenan últimamente en nuestra sociedad.




¿Cuál es el papel que desarrollás como personaje?

Además de las dos plantas, también, en uno de los costados había una murga, conformada por once person, diez de los cuales son murgueros, entre los que estaba yo y un murgón, que dirigía el conjunto. Nuestro rol tenía que ver con arrojar una reflexión en formato de canción popular luego de cada escena importante que sucedía en la casa. Éramos los testigos directos de todo lo que pasaba y, a su vez, los cómplices del público ya que cada canción la dirigíamos a los presentes, pretendiendo ser la voz de su consciencia.

Desde tu punto de vista ¿Cómo construís el personaje?

Primero que nada, indago en las características del mismo y me fijo cuáles tengo yo como persona y cuáles no. En base a las que tengo, intento un primer acercamiento. Siempre es más fácil interpretar un personaje que se parezca a uno mismo, el desafío es cuando ocurre todo lo contrario. Sin embargo, siempre hay un aspecto que coincide entre tu persona y el personaje, y ese es el punto de partida. El resto, fluye solito.

¿Encontrás algún aspecto del personaje en el cual te identifiques? 

De este personaje en particular….¡bastantes! En primer lugar, un murguero es una persona alegre, que le gusta vestir con colores vivos y, sobre todo, le encanta la música. Todo eso se relaciona íntimamente conmigo, ya que además, de actriz, soy cantante y la música es otra de mis pasiones. Pero, además, el murguero es alguien en general desfachatado, espontáneo, directo, estridente, explosivo, que dice lo que piensa y expresa todo el tiempo sus emociones sin importar lo que digan los demás y, básicamente, ¡Así soy yo!

¿Es difícil que un actor interprete un personaje que construya una ideología en determinada obra? ¿Cómo crees que se hace? 

Pienso que es difícil cuando esa ideología no coincide con la tuya. Obviamente que siendo actor hay que dejar de lado los juicios personales y enfocarse a la interpretación de un otro, que justamente no es uno mismo. Sin embargo, y más cuando en la obra se tocan cuestiones políticas, es muy dificultoso actuar algo que no te identifica, o que para peor, denostás.

Yo creo que en ese punto, el interpretar o no determinado papel debe ser una decisión pura y exclusivamente personal del actor, porque siempre hay temas que a uno lo tocan más de cerca que otros y eso varía dependiendo de cada persona y de cada experiencia vivida. Por lo cual, es sumamente respetable que un actor elija no actuar en una determinada obra por no compartir el mensaje que propone. Es más, yo adhiero a eso.

¿Cuáles son las herramientas que les otorgan los docentes a los actores para que estos logren captar la esencia del personaje al cual van a interpretar? 

Herramientas hay de sobra…Desde el antiguo método de la “Memoria emotiva” de Stanislavsky hasta el controvertido “Teatro laboratorio” de Grotowski, pasando por muchísimos más, incluso de nuestra época. Todo depende de donde elijas formarte o con quién. Cada profesor tiene sus influencias y eso sin dudas, se va a reflejar en su manera de enseñar. Sinceramente, pienso que es muy difícil enseñar a actuar ya que, para mí, es algo con lo que se nace o no. Sin sonar elitista, yo creo que cada uno tiene un don particular, algo en lo que se destaca del resto de las cosas y tu única misión en la vida es encontrarlo.

Hay mucha gente a la que le interesa hacer teatro, y no digo que no lo haga, al contrario, es hermoso que este arte tan sublime llegue a cada persona y toque un pedacito de su alma para transformarlo en alguien mejor. Pero los buenos actores, realmente, son aquellos que logran trascender una pantalla o un escenario, haciendo llorar de emoción a alguien o arrancándole una sonrisa sincera. Y esa capacidad no la tienen todos, lo cual no quiere decir que un actor sea mejor que un albañil o viceversa; simplemente, que cada uno fue hecho para hacer bien algo diferente y, para ser artista, tenés que haber nacido con esa estrella particular. 



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