martes, 1 de octubre de 2013

NUMEROFONÍA: Un sistema musical innovador e inclusivo



Por María Montserrat Clemente

Es una tarde soleada. Las hojas secas del otoño tapizan las veredas y el césped del boulevard de la Avenida Roca en Dock Sud. Crujen bajo mis pies y el ruido acompasa mi andar sereno, alterado por el tránsito vehicular intenso cuya vorágine, por momentos, me desubica.

Arribo a mi destino. Toco el timbre y aparece ante mi, un señor alto, de ojos claros, poblada barba y afable sonrisa. Extiende su cálida mano y estrecha fuerte la mía, a manera de saludo, invitándome a ingresar a su estudio.

En el mismo, hay instrumentos musicales, una PC, libros, retratos y mobiliario, que determinan la calidez del ambiente. Mi entrevistado es el Doctor en Musicología Sergio Aschero, creador de la Numerofonía, un nuevo sistema no tradicional de lecto-escritura, ejecución, interpretación y creación musical.


¿Cómo nace la Numerofonía?

Yo creo que, generalmente, los cambios se producen con las decepciones. Se producen, cuando uno, de alguna manera, toca fondo en algún sentido. Creo que la necesidad de cambio surge cuando yo tenía 20 años y me encuentro con una comunidad aborigen: los Chaguancos, en Jujuy. Yo iba con la prepotencia de mi supuesto saber, con todo lo que había estudiado de música, con un papel pentagramado y con un grabador. Me encuentro con una comunidad simple, que canta, que toca un instrumento de percusión y de viento. Me hago de ese material y vivo con ellos 15 días. Vuelvo a San Salvador de Jujuy, y ahí empiezo a desgrabar lo que grabé y a pasarlo a un papel pentagramado. Cuando comienzo a transcribir me doy cuenta que no lo puedo hacer. No puedo escribir exactamente lo que ellos hacen. De alguna manera, mis supuestos conocimientos eran débiles frente a una cultura originaria. Yo dije: “¿Qué pasa?, ¿Cómo a mi me enseñaron tantos años un lenguaje que aparentemente es poderosísimo y que está frustrado frente a esta realidad musical de un grupo distinto?”. En ese momento, yo toqué fondo en mi vida. Fue un momento muy oscuro de mi existencia. Me sentí morir. Era muy triste. En ese momento hice de todo y pensaba que mi vida no tenía sentido. Se produjo un “click” en mi. Es como la persona que se está ahogando y de golpe siente que llega al fondo de la pileta y se encuentra con el piso. Hay dos posibilidades: O me dejo ahogar o pego una patada. Yo pegué una patada sin saber por qué. Entonces salí a la superficie y dije: “Acá hay un enigma poderosísimo y dificilísimo. Yo no sé si voy a ser capaz de solucionarlo, pero como soy una persona tenaz, que cree profundamente en la posibilidad de un cambio, en ese momento lo creí y lo sigo creyendo hoy, con 68 años.” Empecé a probar cosas distintas en las escrituras, tratando de encontrar la solución. Eso me llevó 40 años de investigación, de fracasos, de probar cosas que no servían hasta que en un momento

descubro la fórmula de este sistema de escritura que empieza a funcionar como una química, como un alquimista. Reuní partes de diversas ciencias para armar una composición y esa mezcla es la Numerofonía. El poder de mi sistema está dado porque todos los componentes de esa fórmula no son creación mía. Yo he actuado químicamente. No creé la matemática, ni la óptica, ni la acústica, ni la lingüística. Sin embargo, yo utilizo esas ciencias. Las he combinado y eso se transforma en un lenguaje eficaz porque a mis espaldas están los grandes creadores y científicos de cada una de esas materias.

¿Qué sentimientos te invadieron cuando presentaste ante los demás la Numerofonía?

Decepción total. La palabra definitoria de mi camino en la música es soledad. No fui comprendido por mis colegas quienes veían en mi a un “loco lindo”, a un tipo que se enfrentaba con un lenguaje aparentemente potente como es el lenguaje musical. Una propuesta que entonces era endeble, porque yo no tenía argumentos muy sólidos en mi proceso investigativo. Estaba la idea y ésta me llevó a la constitución del lenguaje que hoy tiene una fuerza extraordinaria. Ocurre que yo no tengo mil años de antigüedad. El otro sistema tardó ese tiempo en imponerse mundialmente pero en una minoría. Hablamos de un 5 % de lectores de música en el mundo, por lo cual, hay un 95 % de analfabetos que son ese espacio vacío, que yo no digo que voy a ocupar ese porcentaje, sino que con llenar el 10 %, ya estoy duplicando. Apenas el sistema se aplica, se produce el éxito porque la gente lo asume como parte de su propia naturaleza. Este sistema utiliza colores, formas y números y de alguna manera, se instala rápidamente, incluyendo a niños desde los 3 años y a personas con discapacidad. Todos ellos tienen en este sistema a un aliado. Percibo que el sistema se está sembrando en diferentes lugares, está germinando y empezando a dar sus primeros frutos. Supongo que dentro de 50 o 100 años este lenguaje va a tener plena vigencia pero no lo voy a ver. Las cosas importantes siempre superan nuestra propia vida.

A pesar de las decepciones, ¿qué te motivó a seguir adelante?

Te digo algo que me resulta muy significativo. Cada vez que veo a un niño de 3 años, frente a un teclado, con tres colores de mi sistema y leyendo una obra, digo: “Este es el camino”. Ese niño no es Mozart, es uno de tantos millones de niños, capaces de manejar, entender, procesar y disfrutar de un código. La palabra “disfrutar” no existe en la Educación. Creo mucho en el placer del proceso formativo. Los aprendizajes deben ser significativos y placenteros. Uno tiene que abrir su cabeza y experimentar cosas nuevas. Tenemos también que aprender a desaprendernos, porque hay muchísimas cosas en nuestra formación que no sirven para nada. Tenemos que ser capaces. Yo he sido capaz de hacer eso en el terreno de la música. Deseché y borré cosas de mi propia malformación, para quedarme con aquellas esenciales, que gracias a este lenguaje, me posibilitaron tener el camino que tengo, cuyo sentido no soy yo, son los otros. Cuando veo a los otros procesar, disfrutar y hacer con el lenguaje, yo me siento el ser más afortunado de la Tierra, porque de a poco, tengo que convertirme en observador y no en protagonista. Ese camino de observación, es el camino del mañana. Cuanto mas observe lo que los demás hacen, más feliz soy, porque el lenguaje sigue vivo en los otros. Yo decía el otro día algo realmente curioso: 1) Ellos: Nuestros padres, 2) Aparezco yo en la realidad, 3) Nosotros: Tus padres, mis hermanos, etc., 4) Ustedes. Yo ya no estoy. Ese es el proceso de la vida, que es un legado. Los otros harán con él lo que consideren oportuno.

Contame sobre el proyecto de la primer escuela argentina de Numerofonía

Va a ser una hermosa experiencia que estamos en camino de lograr. Funcionará en Avellaneda. Los objetivos que perseguimos con dicha escuela son desarrollar en nuestro país mi sistema, en cierta forma inclusivo, porque posibilita que todos, sin distinciones, lean, escriban, creen e interpreten música clásica y popular, prescindiendo de pentagramas, alteraciones (sostenidos, bemoles, etc.), claves, figuras, notas, etc. que en el siglo XXI, era digital por excelencia, resultan obsoletos. Este codigo ágil, claro y grato, apunta prioritariamente al 95 % de las personas (niños, adolescentes, jóvenes, adultos, con y sin diferentes dificultades: hipoacúsicos, no oyentes, no videntes, autistas) que no pudieron alfabetizarse musicalmente con el antiguo sistema tradicional.

El cambio deriva en la renovación que avala lo substancial y vigente de lo realmente valioso.

¿Cómo surgió la idea de formar un coro?

A partir de una nota que salió en una revista de Avellaneda, me convocaron a dar una charla sobre mi sistema en el Aula Magna del Hospital Fiorito, la cual gustó muchísimo. Surge entonces, la idea de crear un coro de médicos, empleados del hospital y gente amiga con la única condición exigida por mi, de que el coro trabajase con la Numerofonía. El 8 de Junio fue el debut del coro en el marco de la celebración por los 100 años del Fiorito. Cantaron, bajo mi dirección, cánones tradicionales variados. Dicha actuación fue matizada por aplausos interminables e intensos de aprobación y coronada con un masivo y emotivo aplauso generalizado, que convalidó el éxito del mismo. El coro está aún en crecimiento y continuará. Recientemente, me llamaron de la Asociación Médica de Avellaneda para fundar un nuevo coro con médicos de este partido, lo cual me reconforta.

¿Qué difusión tuvo tu sistema?


En Portugal hay un Centro Mundial de la Numerofonía. En Uruguay, está el Centro Latinoamericano de la Numerofonía, ya con formadores en ese lenguaje, que está trabajando muchísimo. Mi sistema también se instaló en México y en Chile. Desde España, me escribió un profesor de secundaria, que está enseñando Numerofonía allí. O sea que esto va creciendo.

¿Que preferís, tocar, cantar o crear?

Lo que más me produce placer es crear. Yo soy un creador. Así como creo lenguajes, me gusta la creación. He creado juegos de mesa, juegos diversos pero yo no juego a los juegos, me gusta crearlos y observar como juegan los demás. Yo aprendí y estudié los instrumentos musicales, pero no hago de ello el centro de mi vida. Hay gente que sí lo hace y es maravilloso pero creo que el aspecto lúdico en mi vida es fundamental. Juego con cosas diversas, tratando de encontrar un sentido, juego con los lenguajes, me interesa mucho la matemática y la óptica. Sigo trabajando con la misma ilusión y alegría de mis 25 o 30 años. En mi proceso no hay envejecimiento. Tengo una actitud del jovencito que sigue probando cosas, lo cual tiene que ver con el sentido y el espíritu. Me considero un “niño grande” que procura hacer las cosas que siempre hizo, un poco mejor. Siempre digo que yo no elegí el camino, sino que el camino me eligió a mi. La Numerofonía a veces es como que tiene vida propia. Yo soy un instrumento de una fuerza que me hace hacer lo que debo y eso tiene que ver con la necesidad profunda de continuar abriendo puertas infinitas. Nunca logramos terminar un camino. Los caminos son intermedios, pero sigo caminando con ilusión y fe.

¿Quién te completa afectivamente?

Mirta, mi mujer. Con ella, todo se me ilumina y vuelve la primavera a mi vida en una época en la cual yo me sentía en el otoño. Entonces descubro el amor verdadero y profundo, que es lo más importante en la existencia de un ser humano. Si vos estás realmente enamorado, y el amor funciona, todo lo demás se ordena solo. Es como el juego: empieza a tener un valor por sí mismo.

¿Cuál es tu mensaje para quienes aman la música?

Tener constancia y creer en uno. Si tenemos certeza de que lo que hacemos tiene un sentido, hay que seguir adelante, más allá de lo trabajado. Si creo en lo que hago, debo seguir luchando por ello. Luchar significa seguir haciendo para mejorar lo que soy y seguir adelante con las ideas propias. No debemos doblegarnos frente a la existencia, sino continuar férreamente con aquello que creemos, aunque sea metido en un lugar, pensando, construyendo. Ya llegará el momento en que eso va a salir. Por ejemplo, si me hubiesen dicho, hace diez años atrás, que yo iba a tener un Centro Mundial de Numerofonía en Portugal, no lo hubiera creído. No tenemos que cerrarnos.

¿Podrías redondear tu pensamiento?

Acorde con mi experiencia, lo explico desde una metáfora: Yo estoy en un bote, en la mitad del mar, y quiero llegar a una isla determinada. Remo para hacerlo. El mar profundo me puede decir que sí, yo llego a esa isla. O me puede decir que no y llevarme a otro lado. Lo importante en la existencia, es conectarnos con el mar profundo que marca el camino. No son nuestras reglas. Uno debe remar hacia donde el mar profundo lo lleve. A veces, será el lugar soñado y a veces no, pero debemos seguir nuestro destino.

Medito sobre lo que acaba de expresar, con un absoluto dominio de la didáctica, el Dr. Aschero. Me acompaña hacia la salida y en ese tránsito reconozco en una foto a la eximia ex – bailarina clásica, danzaterapeuta, formadora de maestros y renombrada escritora de bibliografía afín Maria Fux. Indago, irreverentemente, sobre el vínculo que los une. Sergio, humildemente, responde: “Maria es mi mamá”. Nos despedimos. Desando el camino imbuída de formas diversas, bellos colores del arcoiris, corchetes, flechas, números, todos ellos, elementos que conforman su sistema. Imagino a todos tocando sus instrumentos favoritos, creando sus canciones, leyendo música, aprendiéndola con alegría y cantando desde el corazón. ¿Es una utopía?...No, es una realidad, llamada Numerofonía.

Contacto

Blog: http://ascheropus.blogspot.com

Facebook: http://www.facebook.com/numerofonia


Publicada en Revista "Garabombo", UNDAV Ediciones - Octubre de 2013



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